Ahora mismo estoy dividida entre el “miedo” y la ILUSIÓN.
Me da miedo echar demasiado de menos las cosas de mi vida actual que me gustan: irme a casa los fines de semana a que me mimen, quedar con Vane y Marisa sin pensarlo para comer, el solecito, los paseítos por Sevilla, la tortilla de patatas de mamá, la tarifa plana de mi teléfono para poder pasar horas hablando sobre nada, mi sofá, ver a mis amigas de Jerez, el Vips, hablar con Conso todos los días o sorprendernos porque ayer no hablamos, las tostadas de aceite y tomate, encontrarme por la calle a gente que no me espero, ver “La que se avecina” por la noche comentándolo con mi hermano, la Feria del Jamón, el Mercadona, empezar a ponerme morena en marzo, ir a Valdelagrana en verano, escuchar las protestas de Angelito, ver pelis con Mire sentadas en el brasero, los garbancitos del Jueves Santo, ver a Lourdes una vez casi cada dos meses y que parezca que nos vimos ayer, ver crecer a Claudia, las cosas de los bomberos, ir al mercadillo con Mamá, encontrarme a Eli en Nervión Plaza con su abrigo metido en una bolsa, ver las torres encendidas, escuchar las historias de la partida de Papá, ver GH, ponerme el traje de flamenca si no estoy pa la feria, ver a Abuela, el vino dulce…
Tengo ilusión por todas las cosas buenas que están por venir, que todavía no sé cuáles serán, ¡pero estoy deseando empezar a contarlas!