¡Vaya rachita!

Me he hecho un esguince.
El médico me ha mandado 10 días de baja. ¡Diez días = 240 horas! Llevo ya un día y medio y esto se me va a hacer largo.
Así que como no tengo otra actividad, pienso. Y la verdad, reflexionando, ¡vaya añito! Siempre he pensado que los años pares se me dan mejor que los impares.
· 2 de febrero: me echan del trabajo.
· 8 de febrero: me dan un tirón del bolso, robándome todo, incluido el DNI, necesario para poder irme dos días después a Roma.
· 10 de febrero: afortunadamente me puedo ir a Roma. Estoy haciéndome una foto en la Fontana di Trevi y, de pronto, viene un euro volador a mi frente intentando abrirme la cabeza.
· 28 de marzo: la madre del niño al que le doy clases particulares decide rescindir de mis servicios, para hacer ella de supermamá. ¡A la mierda mi paga extra!
· 27 al 30 de junio: semana horribilis pre-ruptura.
· 1 de julio: se termina mi love story.
· 20 de agosto: salgo a tomar una copa (¡una!) con unos amigos. De vuelta a casa tengo una pelea con el zapato; el zapato gana y me tira al suelo.

Recuento a lo Bridget Jones a final de cada peli:
- despedidas de trabajo: 1.
- rupturas amorosas: 1.
- esguinces: 1.
- cigarros fumados: 0.
- kilos perdidos: 8.
- kilos puestos posteriormente: afortunadamente no lo sé; ojos q no ven...

Afortunadamente, el año también ha estado, está y estará lleno de cosas buenas y bonitas, pero esas las dejaré para otra columna!