Parece mentira, pero ya hace más de un mes que estoy en Irlanda. ¡El tiempo pasa volando!
Ha sido un mes muy intenso, con momentos muy buenos y alguno muy triste. Pero afortunadamente, ya solo queda vivir el día a día, alegrarme de volver a sentirme “útil”, poder permitirme algún capricho de vez en cuando, disfrutar de lo que la gente nueva que ha entrado en mi vida pueda aportarme, alegrarme de que desde que he llegado no ha pasado ni un solo día sin hablar con la gente que más quiero…
De momento estoy contenta, pese a que casi no hace sol. La primavera no ha venido, y casi que ni se le espera, por mucho que los escaparates de las tiendas se empeñen en lo contrario. Pero el subidón que nos da cuando hace un poco de solito… no tiene precio! Estoy dispuesta a exprimir la experiencia irlandesa y sus paisajes tan verdes hasta el fondo. Y deseando que venga gente a verme para disfrutarla más intensamente.
Además de todo eso, me está ayudando a tener nuevos hábitos que creí que en la vida podría tener: cenar a las 8 de la tarde, acostarme a las 23h, secarme el pelo cada vez que me ducho… ¡Progresando adecuadamente!
Espero que ya que tuve el valor de hacer las maletas y plantarme aquí, la experiencia sea positiva. Aunque evidentemente, como en casita no se está en ningún sitio. Ya seguiré contando.
To be continued…
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