jueves, 20 de septiembre de 2012

Mucho lirili...

Desde que supe que me venía a Irlanda, lo primero que pasó por mi mente fue: “Espero no echarme un novio irlandés, que eso me complicaría mucho la vida”. Y, por el momento, ¡lo estoy consiguiendo! Aunque reconozco que un futuro con un pelirrojo guapetón en una casita mirando al mar, no suena nada mal.
Así que el fin de semana pasado decidí retar al destino. Nos fuimos unas amigas a un pequeño pueblo llamado Lisdoonvarna, que todos los meses de septiembre se convierte en el “pueblo del amor”. Las dos calles del pueblo se llenan de solteros, en todos los pubs organizan bailes (lo más parecido a orquestas verbeneras que se ven por estos lares) e incluso hay un señor con barba blanca que se ha proclamado Cupido del pueblo y te busca pareja según tus gustos y preferencias (por 20€, módico precio). La verdad es que suena muy emocionante, ¿verdad? Te imaginas que hay todo un escaparate de chicos guapos, y que tú tienes que ir haciendo un ránking mental de cuál te gusta más. Algo así como un mercado de “buenos mozos en edad de merecer”.
¡Error! Nada, pero absolutamente nada que ver con la realidad. Lo único en lo que se asemeja ese sitio a un mercado (de ganado) es en el olor. Ese pueblo es “Granjero busca esposa” elevado a la máxima potencia. Evidentemente, yo que soy de pueblo, no tengo absolutamente nada en contra de los granjeros. Pero, como suelo decir “una cosa es una cosa, y dos cosas son dos cosas”. Si intentas encontrar a la mujer de tu vida, qué menos que lavarte y quitarte el olor a animales para la ocasión, ¿no?
 Así que la búsqueda de la media naranja (por lo de pelirrojo:) ) se convirtió en un fin de semana muy divertido, con paisajes alucinantes, personajes inverosímiles, platos deliciosos, y muchas muchas risas.
Aún así, seguro que hubo alguien que encontró el amor


20/9/12

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