Érase una vez, una pobre chica ilusionada con un chico, chico que un buen día… ¡se fue con otra! Aunque nunca había pasado nada entre ellos, eso no evitó que ella no sintiera desilusión. Aunque, realmente, fue lo mejor que pudo pasar: también resultó ser capullo.
Así que, para hacerlo todo más llevadero, decidimos salir para que olvidara las penas, y poner un día más en rojo en el calendario para el resto de los años. Y así es como nació El Día De Las Despechadas. Desde 2006, nuestra pandilla tiene una cita ineludible todos los primeros de diciembre. Por desgracia, todos los años hemos tenido una despechada, alguna que ha terminado una relación; por suerte, ninguna ha repetido nunca. Ha habido celebraciones de distintos tipos: más y menos elegantes, de mediodía y de noche, con y sin bandas de Miss Despechada… Y con las risas como denominador común.
Y este año me tocaba a mí. Por primera tenía vez un día para mí en el año sin que fuera mi cumple. Por cuestión de agenda, hicimos una pseudonoche de despechadas, ya que sólo estuvimos muy poquitas, pero bailamos y tomamos vinito de naranja como si hubiéramos estado todas y alguna más. ¡Qué bien viene desmelenarse, aunque sea de año en año!
Y es que, sin duda alguna, lo importante es echar un buen rato con las amigas… ¡sea con la excusa que sea!
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